Arte & Diseño

Antes de que existiera Spotify, los CDs o incluso los vinilos como los conocemos, la música se vendía en discos de 78 rpm. Venían en fundas de cartón sin ninguna gracia: marrones, grises, con tipografías aburridas y sin imágenes. Nada que llamara la atención. Eso fue así… hasta que llegó Alex Steinweiss.

Este diseñador gráfico neoyorquino, hijo de inmigrantes, tenía una pasión por el arte moderno y las formas llamativas. En 1939, con sólo 23 años, entró a trabajar en Columbia Records como director de arte. Y ahí tuvo una idea que, literalmente, cambió la historia de la música: usar el diseño gráfico para crear portadas atractivas para los discos.

Steinweiss pensaba que la música merecía verse tan bien como sonaba. Diseñó la primera portada para un álbum de música clásica de Richard Rodgers y Lorenz Hart. Le puso color, ilustraciones y tipografía elegante. El resultado: las ventas del disco aumentaron un 800%. Nadie más dudó de su idea.

A partir de ese momento, empezó a diseñar portadas para todos los géneros: jazz, ópera, tango, música popular. Usaba estilos modernos, influencias del art déco y del cubismo, y no tenía miedo de experimentar con formas, texturas y tipografía hecha a mano. Fue uno de los primeros en entender que la imagen podía ser tan poderosa como el sonido.

Además de diseñar portadas, Steinweiss también jugó un papel clave en el desarrollo del formato LP (long play), ese disco de vinilo de 33 1/3 rpm que permitía grabar más música y que dominó la industria durante décadas.

Fue parte del equipo que pensó cómo debía presentarse este nuevo formato, y diseñó su packaging. Incluso inventó un sistema de estuches con una “boca” curva (conocida como “Steinweiss Scrawl”) para facilitar que los discos se deslizaran con más facilidad. Todo en su diseño estaba pensado para ser funcional y hermoso.

Durante su carrera, Alex Steinweiss creó más de 2.500 portadas de discos. Muchas de ellas se consideran verdaderas obras de arte. Pero más allá de los números, lo importante es que fue el primero en convertir la portada de un disco en una experiencia visual.

Gracias a él, artistas como The Beatles, Pink Floyd, Nirvana o Billie Eilish pueden usar la imagen como una parte esencial de su identidad musical. Porque desde que Steinweiss abrió ese camino, la portada dejó de ser un simple envase: se volvió una declaración estética.

Aunque Steinweiss falleció en 2011, su influencia está más viva que nunca. En la era del streaming, donde los álbumes muchas veces sólo existen en formato digital, el arte de tapa sigue siendo clave: aparece en la pantalla de tu celular, en tu playlist favorita o en los videoclips. La conexión visual con la música sigue siendo parte de la experiencia.

Además, con el regreso de los vinilos y la cultura retro, sus diseños volvieron a tener protagonismo. Algunos de sus trabajos incluso se exhiben en museos y galerías, como piezas de arte gráfico del siglo XX.

Alex Steinweiss no sólo inventó la portada de disco: inventó una nueva forma de sentir la música con los ojos. Sin él, la relación entre imagen y sonido sería completamente distinta. Su trabajo demuestra que el diseño gráfico no es sólo decoración, sino una herramienta poderosa para contar historias, emocionar y conectar con el público. La próxima vez que te enamores de una portada de disco, ya sabés a quién agradecerle.

Leo Peirano