W.A.S.P. En Montevideo

Nuevamente Uruguay ha ganado un evento internacional de sumo prestigio que continúa alimentando nuestra escena como otra parada donde muchas bandas que deciden girar por Sudamérica opten por tocar. Desde hace unos años y particularmente desde la salida de la pandemia, es como si por la fuerza del radar del ahora internacional aeropuerto de Rivera para la zona norte, el de Santa Bernardina en la zona central y el del aeropuerto de Carrasco para la zona sur, captamos que sobrevuela nuestro espacio aéreo algún rockero internacional y lo obligamos a bajar y tocar.

Más allá que la imagen anteriormente descrita sea metafórica y un poco fantasiosa, la realidad es que sucede, ya que varios artistas internacionales están barajando incluir a Uruguay en sus giras. Por la suerte de estar inmersos entre medio de países gigantes donde, por ejemplo, en Brasil tenemos en el primer semestre del año festivales como Bangers Open Air (antes Summer Breeze Brasil) y el Monsters of Rock, en Argentina el Masters of Rock, Lollapalooza, The Metal Fest o el Quilmes Rock, o si se quiere hasta en Chile con su Metal Fest y el Metal Beer, muchos productores nacionales o regionales se la han jugado y decidieron apostar a que “esos rockeros que sobrevuelan este espacio aéreo”, tengan un toque en nuestro país. Y sea por esta suerte o por posición geográfica, es que en esta oportunidad tuvimos el toque del pasado 29 de abril.

La legendaria banda norteamericana W.A.S.P. se presentó en Montevideo en las instalaciones de MMBox, donde casi un millar de personas disfrutamos de las excentricidades que Blackie Lawless y sus colegas nos tenían preparadas. En verdad los espectáculos de W.A.S.P. han ido variando y dejado de lado un poco la parte actoral desde aquellas viejas escenas prohibidas en EEUU, donde Blackie colgaba una chica con cadena de sus cuatro extremidades y hacia la pantomima de convertirla en “asado Kosher”, o sea, le cortaba el cuello para desangrarla. Para el siglo XXI la banda se agiornó un poco y lo más tétrico que puede haber en sus shows son las miradas amenazantes de Blackie o los carteles de decoración de la escenografía, donde se ven distintas escenas grotescas de chicas con poca ropa, animales bestiales, motocicletas y cualquier otro elemento que atraiga la idea de estar en un circo, de esos que le gustan a Blackie.

El show, programado para comenzar 21:30 horas, arrancó 10 minutos antes con la intro de “The end”, el tema de los Doors al que luego se le sumó un remix de sonidos varios, aullidos de Blackie y un remix y mezcla de temas de W.A.S.P., para finalmente y al cabo de unos minutos, sentarse detrás de la batería el Sr. Aquiles Priester, ex Angra y Dragonforce, y entrasen por cada lado del escenario el bajista Mike Duda y el guitarrista Doug Blair, y luego Blackie. Ya con esa entrada vinieron ejecutando los primeros acordes de “I wanna be somebody”, y acto seguido, “Love machine”.

En este punto, Blackie se dispone a hablar y a contar que él había estado en contacto con promotores de giras hace unos años para venir por la gira de los 40 de años de la banda. Entre que aún era año de pandemia, 2022, más unas condiciones que detalló que le proponían los promotores de estas latitudes, Blackie decidió no venir. ¿Qué condiciones le ponían los productores sudamericanos? Le decían a Blackie que la gira se hacía si tocaban todo el primer disco y si el show empezaba con “I wanna be somebody”. Había que ver la cara de anonadado de Blackie ante el planteo, a lo cual contestó rotundamente que ¡NO! Comentó: “En 40 años de W.A.S..P. nunca empezamos con ese tema. ¡Y además nos parece ridículo en un concierto tocar todo un disco en su orden de temas como fue lanzado!”. Entonces la gira para aquellos años de 2022 y 2023 no salió.

Ahora bien, arribados a este 2024, Blackie comentó que nuevamente se puso en contacto con los productores latinos y acordó esta gira que llamó «Album ONE Alive World Tour», y que además increíblemente arranca con el clásico ya mencionado. Y bueno, qué decir, ¿el dinero manda?, ¿Blackie es de convicciones livianas?, ¿la mujer no lo quiere en la casa y lo obliga a girar para traer el sustento a la prole? En fin, no importa, porque cualquiera puede ser verdad o ninguna de ellas, pero lo que sí es realidad es la gira y sus actuaciones. En definitiva, toda esa perorata que dio Blackie terminó dándose vuelta como un panqueque en el aire. Lo bien que hizo, porque sino no hubiésemos tenido la posibilidad de verlos en vivo.

Y así entonces continuó el show. Literalmente todo un repaso del primer disco de W.A.S.P., homónimo, editado en agosto de 1984. Track by track, uno a uno fueron tocando los temas del álbum, excepto el polémico tema que abre la placa en su reedición, como es “A.N.I.M.A.L. (Fuck like a beast)”, el cual ya hace décadas han dejado de tocar por sus letras sexualmente explícitas. Entonces y luego de la recorrida total del LP W.A.S.P. y concluso el décimo tema, “The torture never stops”, Blackie agita la mano, saluda y dice: “Good night”, ante lo cual el público perplejo empieza a corear: “¡¡W.A.S.P., W.A.S.P., W.A.S.P.!!”. Obviamente y al igual que la duración del disco, habían transcurrido apenas unos 40 minutos de show y faltaban bastantes clásicos por escuchar. Al cabo de unos pocos minutos la banda apareció en escena y volvieron hacer lo que mejor saben hacer.

A partir de este momento comenzaron a hacer una especie de remix o ensalada de temas donde los tocan uno tras otro sin cortes ni anuncios y en una forma más acotada, como de enganchados, diría Abel Duarte. Así unieron “Inside in the electric circus”, “I don’t need a doctor” y “Scream until you like it”, más otros tres temas enganchados, como fueron “The real me”, “Forever free” y “The headless children”.

Luego de esto tan solo restaba el cierre del show con los últimos dos clásicos: “Wild child” y el final con “Blind in Texas”. Por supuesto que fue una explosión de sensaciones, gritos, empujones y cualquier movimiento que implique sodomizar al de al lado. El final fue una carnicería y desmembramiento encarnizado, donde Blackie y su séquito se llevaron una muy buena impresión del público nacional.

En resumen, siempre algo puede uno sugerir de cambiar, agregar o quitar, pero la verdad es que para los 68 años de edad de Blackie, después de más de 40 años sobre las tablas dando conciertos con shows teatrales como los que acostumbraba a realizar, muy digna fue su presentación en nuestra tierra, de donde él también se llevó una grata recepción.

Tomás Cámara