
Siempre que se avecina un periodo electoral es bueno realizar las siguientes consideraciones. La mayoría de personas que habitan este planeta creen vivir en países democráticos gobernados por políticos que resultan electos mediante votación popular.
Desconocen que esa democracia está tutelada por quienes realmente gobiernan el mundo desde las sombras, inspirando una falsa sensación de libertad en la población.
En marzo del 2020, cuando fue declarada la pandemia del coronavirus, esta situación quedó en evidencia desde el preciso momento en que los “negacionistas de la pandemia” hicieron todo lo posible para que la ciudadanía comprendiera que todos los políticos, medios de comunicación y organizaciones sanitarias del mundo estaban siendo dirigidos desde mucho más arriba. De esta manera, combatieron el relato hegemónico brindado por gobernantes, periodistas y médicos, quienes eran los encargados de transmitir, a cada rincón del planeta, la misma serie de falacias surrealistas.
Discernir si los negacionistas eran realmente unos conspiranoicos, o si los medios de comunicación mentían, resulta sencillo. Sólo necesitamos saber quiénes son los principales propietarios del accionariado de las empresas farmacéuticas, de los principales medios de comunicación y de la Banca Internacional.
Las cuatro empresas pioneras en la fabricación y comercialización de “vacunas” contra COVID-19 (Pfizer, Moderna, Johnson & Johnson y AstraZeneca) tienen como accionistas mayoritarios a los fondos de inversión Vanguard, Blackrock y State Street Corporation.
Las seis empresas que agrupan en su seno al 80% de los medios de comunicación del mundo son: Time, Warner, Disney, NBC Universal, NewsCorp, y el binomio Viacom-CBS. O sea, podemos deducir que “la verdad oficial” del mundo es transmitida a través de esta enorme conglomeración mediática. ¿Se imaginan el peligro que supondría que todos estos medios de comunicación compartieran un mismo dueño? Pues, menuda casualidad, sus propietarios también son Vanguard, Blackrock y State Street Corporation.
Los dueños de prácticamente todos los medios de comunicación del mundo también lo son de las empresas farmacéuticas que se beneficiaron del terror, creado por la prensa, en base a la aparición de la pandemia del coronavirus. Dicho de otro modo, farmacéuticas, médicos, presentadores de radio/televisión y políticos, trabajaron bajo la dirección de las mismas personas y en pos de los mismos intereses. Toda mentira tiene su lado frágil…
Los medios de comunicación no fueron los únicos que defendieron los intereses de las farmacéuticas. También lo hicieron los gobernantes y políticos de prácticamente todos los países del mundo, sin importar a qué ideología política pertenecían. Por primera vez en la historia, políticos de derecha e izquierda, liberales y conservadores, rusos, chinos y estadounidenses, estuvieron milagrosamente de acuerdo en absolutamente todo.
El sistema bancario/económico mundial es una estafa. Un enorme fraude que conduce a un ineludible endeudamiento público de todos los países y, con ello, a la pérdida de su soberanía. Es así como las naciones terminan en manos de los propietarios de los bancos internacionales, quienes teniendo el control de la moneda, no les interesa quién redacte las leyes. Lo que significa que los presidentes electos y gobernantes de los países, ni presiden ni gobiernan, ni mucho menos actúan en beneficio de los intereses de sus ciudadanos.
El Banco Central de los Estados Unidos, La Reserva Federal (FED), imprime y presta, usura mediante, la moneda que mueve al mundo: el dólar. Se comprobó que el 75% del accionariado de la FED es propiedad de los bancos Citigroup y J.P. Morgan Chase Bank. Y resulta que, los tres principales accionistas de ambos bancos son, en este mismo orden, Vanguard, Blackrock y State Street Corporation.
Con las acciones del Banco Central Europeo (BCE), sucede exactamente lo mismo: si buscamos el listado de sus inversores, Vanguard ocupa el primer lugar, es el gran emperador en la sombra de este mundo. Los tres principales accionistas de las cinco empresas más influyentes del mundo (Apple, Amazon, Berkshire Hathaway, Alphabet y Microsoft) son, una vez más, Vanguard, Blackrock y State Street Corporation. El mundo entero está gobernado por un minúsculo grupo de personas cuya identidad permanece oculta tras la opacidad de estos fondos de inversión. Sus accionistas más destacados son miembros de las seis familias más poderosas del mundo.
Aun conociendo sus identidades, nadie movería un dedo en su contra. Y si alguien lo hiciera, vería como su mano entera sería cercenada por autoridades superiores a la suya.
Ellos controlan el clima, la cultura, el deporte, las industrias, los medios de comunicación y los gobiernos de cada país. Todos trabajan para ellos y permanecen sumisos a riesgo de ver destruidas sus reputaciones.
Para muestra, basta recordar a los ex presidentes del gobierno de Burundi, Pierre Nkurunziza, y Tanzania, John Magufuli. Ambos fallecidos tras expulsar a la OMS del país, el primero de ellos, y tras denunciar públicamente el fraude de los PCR, el segundo. ¡Tremenda casualidad! Los dos únicos presidentes de gobierno que fallecieron entre los años 2020 y 2021, fueron precisamente aquellos que ofrecieron una mayor resistencia a la pandemia.
Doña María ignora que todos los políticos obedecen órdenes de unos mismos jefes que nadie conoce y acude a las urnas creyendo que su voto puede mejorar su mísera jubilación; también cree que sus nietos eligen libremente sus estudios, trabajo, preferencias musicales e incluso lugar de residencia, sin siquiera sospechar que todo ha sido programado por los verdaderos amos del mundo, para que hagan exactamente lo que creen estar haciendo, por voluntad propia.
Lic. Hugo Gutiérrez

