Para no ser menos y ante el intento de mantener viva nuestra ya clásica sección “¡¡¡Vieja!!!, preparate el siete que mañana es ocho”, hoy reaparecemos presentando una banda nueva, nuevecita de paquete del tan ansiado metal extremo. La banda tiene por nombre Mnajdra, y a poco más de un año de su nacimiento no sabemos a ciencia cierta si es el proyecto es de un solo hombre, para tal caso, multiinstrumentista, o la mancomunión de varios y así cada uno en su labor. La identidad del o los miembros permanece sin revelarse, porque según declara un integrante: “se quiere que por ahora el proyecto pueda funcionar por sí solo”.
El nombre de la banda refiere a un templo megalítico que se encuentra en la costa sur de Malta construido en el 3000 A.C. y es, por consiguiente, una de las más antiguas estructuras autónomas del mundo, anterior incluso a las pirámides de Egipto y a Stonehenge, al cual en 1992 la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad. En lo que refiere a su faceta musical, declaró uno de sus integrantes, que al momento las canciones escritas surgieron a partir de ideas sobrantes de otros proyectos. “Tengo muchas otras cosas que hago y terminé con un montón de canciones incompletas y partes que no, eran buenas ideas que me gustaron bastante, así que decidí empezar algo nuevo para ver adónde podrían ir esas canciones y si podían encajar”.

Ahora bien, sorpresivamente no es una banda que tenga su origen en la isla de Malta sino que es oriunda de los Estados Unidos. Sucede que un integrante declaró que: “He visitado Malta varias veces y me encanta todo. La cultura, la historia, la arquitectura, los templos, todo ello. Malta tiene una naturaleza tan misteriosa que las culturas antiguas más grandes y de las que más se habla, como Egipto, Grecia, Roma, los vikingos, etc., pasan desapercibidas. Pensé que sería divertido explorar el período de los antiguos templos de Malta en busca de inspiración lírica”. Todo esto le valió a la banda para hacer un estilo black post moderno, con toques ambientales, doom y sludge, lo cual se suma a las letras de aire oscuro, fatalista, deidades y muerte.
Este segundo álbum de la banda, lanzado hace unos días, el 9 de agosto, se titula In the Name Of The Goddess, consta de ocho pistas y dura unos 55 minutos. La apertura del álbum es con “Mouth of the wind”, que es un tema denso que de a poco va tomando temperatura hasta el punto de ebullición, siendo un peligroso cocktail que se agita y agita hasta que explota en una tormenta de furia con guitarras que no descansan de generar vibraciones ensordecedoras. En “Bastion” los múltiples sonidos encierran al oyente en fascinantes panoramas sonoros hechos de esos tonos parecidos a campanillas. Pasado el tercer minuto, el tema tiene una explosión de no muy extensa magnitud, tal vez sea de un minuto y medio, para retornar luego a la senda de lo árido y sórdido. “Anna perenna” tiene relación con una deidad romana que hace referencia a la primera luna llena del año y a la cual los hombres le hacían culto para que las noches durasen mucho más tiempo y así poder, ¿cómo decirlo?, recorrer el cuerpo femenino con más detalle, tiempo y delicadeza que un simple “rapidito”, un “pim pum pam” o un “¡¡¡dale viejo!!! que empieza la novela”. Un tema de los que más vocifera el ignoto muchacho y sobre el cual, arañando los cuatro minutos, tiene una caída que desespera. «The Maymūna stone», es un tema inquietante y esotérico, con reminiscencias a sonidos de películas de terror psicológico. Es la canción más extensa del álbum con casi nueve minutos, donde se combinan momentos siniestros de una crispación que hierve la sangre con ritmos explosivos, para luego congelarse con una atmósfera suave pero de una textura áspera, solitaria y desamparada.

“Oracle chamber” es una canción instrumental muy original que regala múltiples reverberaciones de otro mundo, donde además podemos escuchar una guitarra acústica y múltiples sonidos de ambientación deslumbrantes y que sugieren a gélidos paisajes de la tundra. Las tres canciones restantes vuelven a utilizar todos los ingredientes clave de Mnajdra en el álbum, creando nuevos contrastes de sonido y estado de ánimo, con un efecto igualmente estimulante, descontracturante y vertiginoso como el de las primeras cuatro antes del interludio. “At earliest dawn” ya se presenta desde su primer minuto cargada de doom y pinceladas de un black de intensidad sonora con una ejecución magistral. A partir de los dos minutos entra en una escalada black que perdura por otros dos minutos, donde se hunde nuevamente hasta un pozo gris y desolador. “Calypso” refiere a la isla de Ogygia, donde la ninfa Calypso retuvo por años a Odiseo, a quien le ofreció la inmortalidad pero éste no tuvo interés y se fue. El tema suena a una danza, un vals de recovecos alquimistas, fantásticos y esotéricos donde hay momentos vibrantes y conmovedores que suben y bajan durante sus ocho minutos de glorioso éxtasis, siendo un contraste de oscuridad y luz ejecutado de forma majestuosa. “For the son of bat, the King” es un tema que mezcla con triste melancolía y gritos amargos una última batalla que se eleva sombríamente con una grandeza épica. Es una canción ruda y áspera que te introduce en un ambiente apocalíptico con un pasaje más pesado luego de la mitad y que termina con un sonido majestuoso.
En resumen, el disco no es fácil de digerir así como lo fácil que es agarrarte un empacho de brócolis. Necesitás varias mordidas y repasos para degustarlo y regocijarte con deleite. Es un hueso duro de roer, frío como bofetada del diablo y más firme que Teletubbie en cama de velcro. El escucha debe estar preparado para helar su alma, endurecer su corazón y fortificar los huesos para enfrentar un conjunto de melodías ácidas, atmósfera corrosiva y ambiente densamente pesado.
Así que preparate para quedar extasiado por pistas alucinantes que son producto del arte pesado, crudo, brutal, poderoso y minuciosamente elaborado que te llevará a un mundo de atmósfera siniestra. Son ocho escalones que sin ningún cuestionamiento te conducirán directo al infierno con música ritualistas, de metal funerario y lúgubre, más un black metal crudo de la vieja escuela. El álbum también ofrece toques modernos y soñadores del black metal atmosférico estadounidense con un entrelazado del mejor post black de lo que va de este siglo.
Tomás Cámara
