Paliza de rock. Así definiría lo vivido anoche en el sótano de Tazú, un ambiente muy bien aprovechado para el lucimiento de las bandas. Y tanto Vil Ruleta como Antihéroe como Ruido Salvaje no desaprovecharon la oportunidad de dejar todo sobre el escenario para deleite de todos quienes estuvimos presente. Rock + rock + rock: tremenda propuesta.
El frío invitaba a zambullirse en el mencionado sótano, donde lo templado del ambiente supo elevarse varios grados con las intensas actuaciones de las tres bandas. Los Redonditos de Ricota sonaron bastante ambientando la previa y, fiel a parte de su nombre, anunciaban una noche redonda. Y así fue. El rock y la distorsión dijeron presente de principio a fin de la mano de tres propuestas diferentes.
Abrió la noche Vil Ruleta, que supo conjugar el rock y el grunge logrando una muy buena receta. A pesar de que la propuesta de la banda es clara, a lo largo de su actuación supieron crear distintos climas coloreados sabiamente por los cuatro músicos. El denominador común fue el sello que Vil Ruleta impone a sus canciones, basado en la característica voz de Seba Rosa y apoyado eficaz y eficientemente por todos los sonidos provenientes de los cuatro instrumentos. Hasta hubo lugar para un homenaje a Social Distortion. Fue clara la transmisión del sentimiento de la banda, que llegó directamente al público.

Ahora era el turno de Antihéroe, quienes subieron al escenario dispuestos a hacer una gran entrega a su público, que fue recepcionada de muy buena manera. Una actuación muy redonda, donde al rock se sumó más rock basándose en un despliegue musical y vocal, apoyado este último en efectivos coros. Muy buenas canciones que tuvieron un gran impacto por la entrega de energía que contagió a sus fans, los cuales no dejaron de corear los temas y saltar y bailar. Nuevamente existió esa conexión, lo que resalta la atención puesta a lo que la banda estaba entregando.

Luego, Ruido Salvaje se hizo cargo del cierre de la noche con su propuesta basada en la música punk y la velocidad. Canciones directas, de esas que llegan de una, cargadas de una energía arrolladora. Gran trabajo de los dos vocalistas que supieron contagiar la energía a caballo de una sólida base musical. Hubo ese “te doy y me devolvés” entre la banda y la gente, que recepcionó, procesó y devolvió el sentir que les provocaba las canciones que la banda les “tiraba”. El cierre final fue con su versión de “Porque te vas”, de Jeanette.


Muy disfrutable noche de rock total. Tres grandes bandas que están afianzadas y que entregaron todo lo que tenían. Imposible pedir más: redondo.
Ariel Scarpa
