Un Rockuerdo Para Renzo Teflón

Esta serie de artículos está dedicada a músicos de rock nacional que ya no están entre nosotros. En esta oportunidad nos referiremos a Renzo Teflón, vocalista y bajista de Los Tontos. El artículo está compuesto de una pequeña biografía y una parte fundamental: gente del ambiente del rock cercana a Renzo que contribuyeron especialmente para este artículo respondiendo seis preguntas. Para el Rockuerdo de Renzo, contamos con el aporte de Hugo Gutiérrez (La Sangre de Verónika), Fabián “Hueso” Hernández (Los Estómagos, Gallos Humanos, Cuatro Golpes, Dos Palabras), Leonardo Baroncini (Los Estómagos, Los Tontos) y Jonas Silva (The Pitangous, Notoka, The Aspergers, D.S.M., #3).


Renzo Guridi, conocido popularmente como Renzo Teflón, nace un 17 de junio de 1962. Si bien su faceta más conocida como músico fue su participación en Los Tontos, tuvo un antes y un importante después.

En su adolescencia ya incursionó en la música, y fue Leo Masliah quien lo cautivó al punto de tomar clases con él. La puerta se abría para que Renzo fuera conociendo gente del ambiente y germinara la idea de Los Tontos, grupo que conformaría junto a Leonardo Baroncini (Trevor Podargo) y Fernando Rodríguez (Calvin Rodríguez).

Los Tontos fueron el grupo de rock más exitoso de la década de los ’80 a nivel de ventas y popularidad. Integrantes de la movida inicial impulsada por el disco Graffiti junto a otras bandas claves del momento, como ser Los Estómagos, Los Traidores, Zero, ADN y Neoh 23, su propuesta estaba basada en el humor, con piezas musicales claves que resaltaban ese aspecto y con letras efectivas y pegadizas, con textos que dejaban deslizar algunos mensajes que iban un poco más allá.

Esto los diferenciaba del resto de la movida del momento, un poco lo que también le pasaba a El Cuarteto de Nos, pero desde distintos lugares. La salida de la dictadura y el impacto que la vuelta de la democracia tuvo en la juventud del momento, se vio reflejado en las letras de la mayoría de los grupos de rock de la época. La propuesta de Los Tontos estaba enmarcada en esa movida, pero iba por otro carril que los llevó al éxito que tuvieron.

El primer disco editado de la banda fue Los Tontos en 1986 y fue disco de oro y platino. Los temas más populares y destacados fueron “Pásame la escoba”, “Himno de los conductores imprudentes” (conocida como “la del puré”), “Ana la del quinto”, “La gordita cientotres” y “Elmer el gruñón”. Este éxito los llevó a la televisión con un programa llamado La Cueva del Rock en Canal 4, donde supieron extender su propuesta y daban mucho espacio a la presentación de bandas de rock locales.

Siguió la edición de su segunda placa en 1987, Tontos al Natural, el cual también tuvo su éxito con temas como “Oídos, nariz y garganta”, “Policías”, “La cucaracha”, “El esotérico” y “Los que salen en revistas”. También en esta época se editó un simple con temas de este LP (“Policías” y “Los que salen en revistas”). Mientras tanto, algunas ensaladas más y discos en vivo también registraban el sonido de la banda. Todo parecía muy bueno hasta la realización de Montevideo Rock II, donde la deleznable actitud de algunos presentes sumada a diferencias en la banda, daban por terminado el sueño.

Antes del final, en 1988, Renzo se despacha con lo que sería su primer disco solista denominado Je-Je, que había sido precedido por un simple con dos temas que serían incluidos en el LP (“La casa cerrada” y “Geométrico”). El rumbo tomado por el artista difiere de la propuesta de Los Tontos, presentando –y como era de esperar– canciones que son más introspectivas y con otro sonido.

Las próximas ediciones son Los Archivos Secretos del Dr. Teflón en 1999 y Los Tontos Descafeinados en 2001. Luego siguió su proyecto con Nacho Piñas, que dieron en llamar Fachos A Go Go, editando Al Fondo a la Derecha en 2008 y Sgt. Pepe Empty Heads Club Band en 2013. También edita como solista la banda sonora de una muestra de Oscar Larroca (Santas Pascuas: Una historia de los simulacros), con el nombre de The Original Exposition Soundtrack, en 2013. Finalmente cierra sus trabajos discográficos en 2017 con la edición de Unknown, también como solista.

Renzo deja de existir el 23 de abril de 2018, dejando atrás una obra prolífica, pero que seguramente hubiera sido ampliada de no haber partido tan prematuramente. Tuvo muchas participaciones con músicos del medio, produciendo discos e involucrándose en proyectos musicales diversos. Parte de esos compañeros de ruta son los músicos que convocamos para que nos contaran sus experiencias, basadas en las seis preguntas que les hicimos y que todos contestaron con mucha emoción y amor.

Damos paso a lo que tienen para contarnos Hugo Gutiérrez (La Sangre de Verónika), Fabián “Hueso” Hernández (Los Estómagos, Gallos Humanos, Cuatro Golpes, Dos Palabras), Leonardo Baroncini (Los Estómagos, Los Tontos) y Jonas Silva (The Pitangous, Notoka, The Aspergers, D.S.M., #3).

 

CONOCIENDO A RENZO

Leonardo: Nos conocimos en un bar. Fui con unos amigos que también eran amigos de él y me lo presentaron. Nos pusimos a charlar enseguida y nos dimos cuenta de que teníamos el mismo sentido del humor. Yo en esa época andaba siempre con una carpetita con todas mis letras, porque ya tenía la idea de hacer Los Tontos, pero nadie quería tocar conmigo en una banda con ese nombre, así que yo los trataba de convencer mostrándoles las letras. Ese día en el bar yo también tenía la carpetita conmigo y después de saber que Renzo tocaba la guitarra y el bajo, ahí mismo le mostré las letras y le comenté -con un poco de temor- el nombre de la banda. Pero Renzo se rió mucho y me dijo “¡hay que hacer esto inmediatamente!”. Y así, en unos minutos, nació la banda.

Fabián: Lo conocí por 1985 en ocasión de que me lo presentara Leonardo Baroncini, baterista de Los Estómagos, que lo era también de Los Tontos, banda en la cual Renzo cantaba y tocaba el bajo.

Hugo: El primer encuentro con Renzo fue la tarde del 24 de agosto de 1987, en un portón del Palacio Peñarol. Los Tontos terminaban su prueba de sonido y junto a un amigo (teníamos 16 años de edad) lo interceptamos para que nos firmara unos discos. Fue muy amable y simpático pese a estar en la cresta de la ola. Todavía conservo la lata de arvejas con su particular firma. El segundo contacto se da en el invierno de 1999 en El Lobizón, nuestro manager concretó un encuentro con Renzo. La Sangre de Verónika se preparaba para la grabación de Arde Uruguay y nos pareció oportuno pedirle un consejo a un actor protagónico del rock uruguayo de los ’80. Ahí nos demostró estar varios casilleros adelante. Recuerdo con detalles esa charla. A partir de ahí entablamos una fluida relación que derivó en su brillante producción, en 2013, de nuestro disco homónimo. Luego de la grabación del disco, que se realizó en su mítico estudio casero La Volketa, seguimos en contacto más cercano. Recuerdo ir todas las semanas a su domicilio a compartir mates, anécdotas y mucha música.

Jonas: En el 2005 estaba tocando con una banda con amigos llamada The Pitangous. Éramos una banda del Cerro, y cuando andaba finalizando el año se me ocurrió arrancar el año con un show por el Centro (en ese tiempo sólo hacíamos toques en el oeste).

En ese momento me acuerdo de preguntarle a Marcos Motosierra como hacía para tocar en el boliche La Barraca, a lo que éste me contesta «andá y decile a Arthur Martins que tenés tremenda banda y que vas armar tremenda fecha». Entonces fui, le dije eso le di material de la banda, y teníamos la primera fecha. Ahora me faltaba conseguir bandas que me gustaran para armar esta fecha. Entonces le dije a Pullman, que era la banda de Nacho Piñas en ese momento (nuestro bajista en esa época) e invité a músicos de bandas que me gustaban (Marcos Motosierra, Los Supersónicos, ensayamos con el Ossie de Bufón también para esa fecha). Entre esos músicos había conseguido el teléfono de Renzo Teflón y lo llamé. Se copó tanto con la idea que se fue al Cerro en bici, con un bajo que pesaba más que la culpa. Peludo, lentes negros y un genial sentido del humor. Al mes hicimos el toque en La Barraca. Era nuestro primer toque en el Centro, teníamos lindos invitados, y para colmo cuando terminó todo, Renzo dice «quiero ser el bajista, que Nacho pase a la viola con Jonas», y ahí teníamos a Teflón metiendo toques con nosotros. Ensayos, mañanas divinas, y todo eran risas; hasta nos fuimos a Carmelo a un festival, todo divertidísimo.

 

RENZO COMO PERSONA

Hugo: Tremendo tipo de fuertes convicciones y sólidos principios. Muy sensible y generoso. El mayor autodidacta que he conocido (pese a que en los últimos años estaba formalizando sus estudios terciarios). Tenía una condición innata de docente, cada paso que daba en la práctica lo argumentaba teóricamente. Era imposible no enriquecerte junto a él, todos los días aprendías algo nuevo.

Jonas: Renzeto era un tipo muy crack. Tenía la locura que tienen lxs genixs, un sentido del humor increíble. Un tipo muy sensible, nos entendíamos sólo mirándonos. Somos los dos del 17 de junio, creo que eso hacía que hubiera un lindo magnetismo. Era un soñador con mucha inteligencia y muchos libros leídos y películas miradas. Un científico loco, pero loco lindo.

Leonardo: Renzo era hombre de una personalidad muy compleja, con un humor negro y sarcasmo increíbles. Un tipo culto, inteligentísimo e interesado en todo y por todo. De una gran creatividad en cuanto a las letras de sus canciones y estructura de temas. Tenía un carisma enorme arriba del escenario y sabía aprovecharlo. Pero también tenía un lado oscuro, de resentimiento por lo que había vivido durante el período en que su padre estuvo en prisión. Tenía momentos de enojo fácil y había que estudiar un poco su estado de ánimo, si uno quería discutir algo. Una de las personas más interesantes y adictivas que he conocido.

Fabián: Una buena persona. Un espíritu inquieto y con un agudo sentido del humor.

 

RENZO COMO MÚSICO

Hugo: Incomprendido, como todo adelantado a su época. Quizás porque no respetaba los patrones occidentales clásicos a la hora de componer, producto de su gran admiración por Leo Maslíah (quien fue su profesor en Nemus). Como todo genio, siempre fue cuestionado, desde sus inicios como solista (no olvidar que su carrera musical la inicia como solista mucho antes de formar Los Tontos), pasando por su banda emblema, siguiendo por su enorme Je-Je, luego su dúo virtual con Nacho Piñas y terminando nuevamente con grandes discos solistas. La incomprensión por parte del público fue el denominador común de su obra artística, incluso en el momento de mayor éxito (aunque resulte contradictorio).

Fabián: Un cantante y frontman con mucha fuerza y desenfado. Y un bajista sólido y de gran fuerza. Desempeñándose con total solvencia, también con la guitarra.

Jonas: Como músico era un despelote. Ensayábamos a la tarde en lo de P_luh (luego hicimos Notoka juntos) y era genial. Luego cada tres días a las 11 de la mañana en el Hotel Ramírez, y era genial. Aprendía mucho, todos aprendíamos mucho. Renzo estaba en tremendo nivel musical, ya tenia su propio home estudio hacía pila y se movía muy bien para la época en ese estilo de grabación. Tocaba el bajo muy bien y la guitarra también. En algún ensayo terminó siendo baterista, y siempre tenía un pique para enseñar, siempre andaba con el diapasón e iba afinando las violas, bajos o lo que haya que afinar. Un día, usándola como baqueta de batería, lo rompió. Al otro día ya tenía otro… Tremendo músico que no descansaba nunca en la melodía ni en el enseñar.

Leonardo: Renzo era un guitarrista y bajista decoroso. Más que un instrumentista, él era un compositor. Su música después del período de Los Tontos, lo muestra como un artista intenso, interesado sólo en crear lo que le entusiasmaba a él, sin pensar en el qué dirán. Como cantante no era bueno; en Los Tontos sí podía cantar, ahí estaba su nicho, ya que las canciones eran medio gritadas, medio habladas y de melodías simples. Creo que quien ha escuchado a Renzo después, puede pasar por alto sus faltas como cantante al quedar atrapado por el contenido de sus canciones, que a mí siempre me ha parecido brillante.

SU APORTE AL ROCK

Jonas: Creo que el aporte al rock fue eso justamente, rock. Acá en los ’80s todo era bastante gris, la dictadura había sacado los colores y las risas de todxs, y sólo les dejó lágrimas y grisidad. Renzo (junto a Trevor y Calvin) tenía una forma distinta de ver las cosas y también distinta la forma de decir las cosas. Podés pasar toda la vida llorando las injusticias o podés señalarlas, reírte y hacer que la gente se ría y disfrute. Para mí era un punk, y dejó también bandas como D.S.M. que en lo personal, me influenció mucho.

No sólo te hacía ver las cosas simpáticas en épocas horribles, sino en épocas simpáticas encaró a señalar el gobierno del momento, y también señalar a los anteriores y preguntar «¿y dónde estabas?». Muy crítico siempre, y musicalmente siempre aportó, desde Los Tontos o su disco Je-Je, pasando por los Drinkin’ Boys (los verdaderos Beastie Boys de Uruguay, antes que todos) y ni que hablar sus últimos dos discos. Incorporó edulcoradamente un poco de electrónica en el rock y una forma distinta de decir las cosas.

Leonardo: Creo que su aporte está más que nada en su coherencia creativa, ya que no le interesaba “quedar bien” o transar para obtener aprobación popular. Sus letras, profundas y de un comentario urbano acertado y sagaz, sin caer en el panfleto o en el lugar común, son de un enorme peso -a mi parecer- en la cultura del rock.

Fabián: Descontracturar el panorama del rock, en referencia a los años ’80, aportando humor, una estética sonora y visual fresca, y sin dejar de lado la crítica social.

Hugo: El mejor que un músico puede brindar: ser auténtico. Su música traspasó fronteras representando al rock uruguayo literalmente, sin la necesidad de putear en otro idioma. A su manera, por momentos manejando la ironía como nadie, mantuvo la disidencia inherente al rock que tanta falta hace hoy en día. En su última entrevista lo dijo: «paradójicamente, hoy en día lo único que te puede sorprender viene de algún artista que hace 40 años que está arriba de un escenario». Él estaba en esa lista.

 

LAS ANÉCDOTAS

Leonardo: Una vez en una mesa redonda en un programa de tv, se encontraban varias “personalidades” de la cultura uruguaya, entre otros, China Zorrilla y Renzo. En determinado momento Renzo dijo que no le interesaba Gardel, ya que sus vivencias tenían más que ver con Mateo, Los Rolling Stones o The Police. China Zorrilla entonces dijo: “A este muchacho que no le gusta Gardel, le quiero hacer una pregunta: Porque yo crecí escuchando a Gardel, un cantante magnífico, como no hay dos, y yo bailé tanto con su música… etc. etc.”. Y se explayó como cinco minutos contando y detallando el gran número de personalidades de la vida social y de la alcurnia uruguaya con los que ella había estado y escuchado a Gardel. Cuando terminó su discurso -que más que elogio de Gardel parecía una reseña de cuánta gente importante ella conocía- Renzo dijo: “Ta muy bien, ¿pero cuál era la pregunta?”.

Fabián: No recuerdo una anécdota en particular. Sí su participación en el segundo disco de Estómagos, La Ley Es Otra, con la guitarra acústica en «Amor y Sangre». ¡Tremenda fuerza!

Jonas: En el 2008 yo andaba viviendo en Solymar y un día me llama Renzo. Me cuenta que estaba podrido de la ciudad y pensé que era una buena idea de que se viniera a casa. Había un cuarto para él, tranquilidad, olor a árboles, más instrumentos para hacer música. Le di la dirección de casa y esperando que en algún momento fuera, me quedé esperando una llamada. A las dos horas salgo al frente y ahí lo veo, en bicicleta, tomando una coca escuchando con auriculares con una sonrisa enorme. Teníamos un alter ego como Bruce Wayne y Ricardo Tapia (Batman y Robin). Nosotros éramos Renzeto Pascualina y Jonatron, los dos éramos Batmans o Robins, un par de veces salvamos al mundo del rock del ostracismo. Siempre mantendré el secreto, ya no actúo más como superhéroe, así que por eso develé nuestras identidades.

Un par de meses antes que falleciera yo andaba viviendo cerca de su casa, y un día paso y saludo de casualidad. Al otro día fui a buscarlo a la casa, llevé una bandeja de vinilos portátil y escuchamos unos vinilos de Led Zeppelin de Charly García y hablamos de nuestros proyectos y nos cagamos de risas un buen rato. Ese fue el último momento lindo que viví con Teflón. También viví de las malas, pero los amigos estamos siempre en todas.

Hugo: Siento que sigo en contacto con Renzo. Cuando con LSDVK tocamos «El Sepulturero» junto a Hueso Hernández y Nattero en MMB, percibí que Renzo estaba presente. Mucha gente sintió lo mismo. Meses antes de su internación, en el Hospital Español, me llamó para escribir en conjunto 12 textos que se transformarían en su tercer disco solista: Fotofobia. Ese minucioso proceso se llevó a cabo, religiosamente, en su casa. Hubo un verso, de una de esas letras, que quedó pendiente. Renzo me dijo: «por ahora guardala así, algo se me va a ocurrir». Al tiempo de su fallecimiento, empecé a despertarme a la madrugada varios días seguidos, algo que no es común en mí. A la semana de esos acontecimientos, el reloj daba las 3:37 cuando aparece la imagen de Renzo despertándome con su inconfundible voz: «Hugo, anotá, ya tengo la frase que nos faltaba para terminar las letras del disco». Prendo mi celular, donde aún permanecen los 12 textos, me encandila la luz de la pantalla en la oscuridad de la noche y anoto la frase que Renzo me dicta. A la mañana siguiente recordando lo sucedido, voy a la aplicación Notas de mi móvil y para mi asombro la nueva frase estaba ahí, magnificando el texto.

 

UN MENSAJE PARA RENZO

Fabián: No sé si a nivel de masas, pero en mi mente y corazón, queda resonando tu: ¡SEGUIRÉ Y SEGUIRÉ!

Hugo: Por suerte, todo lo que tenía para decirle se lo dije en vida. No me olvidaré nunca de esa fatídica tarde (de feriado) del lunes 23 de abril de 2018, en la sala contigua al CTI del Hospital Maciel, era el único presente cuando con el poco aire que le quedaba en sus pulmones me dijo: «Gracias por todo».

Jonas: …No puedo decir más que gracias, pero gracias desde el alma, desde las tripas, desde el corazón. Me costó tiempo… pero acá andamos. Gracias.

Leonardo: “Gracias por lo vivido, Renzo. Fue un honor”.

Ariel Scarpa